Las Naciones Unidas declararon el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en Ciencia. Cada año, vemos más y más mujeres (científicas, ingenieras, profesoras…) comprometidas con esta iniciativa, dedicando tiempo y esfuerzo a organizar y participar en diversas acciones. Sin embargo, cada vez que se organiza una actividad de este tipo o se trata la igualdad de género surge la misma pregunta: ¿Dónde están los hombres?
El Profesor Michael Flood, especializado en involucrar a los hombres en la igualdad de género, ofrece algunas recomendaciones para que los hombres tomen un papel más activo en estas iniciativas.
Los hombres en la agenda
Los hombres pueden realizar contribuciones influyentes para avanzar hacia la igualdad de género en el lugar de trabajo. La mayoría de los hombres apoyan los principios de justicia y equidad laboral y acogen con satisfacción la participación de las mujeres en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. A pesar de ello, hasta ahora pocos hombres han apoyado activamente los esfuerzos para aumentar la participación de las mujeres en la ciencia y la comunicación científica. No obstante, la alianza masculina es vital si queremos avanzar.
Cada vez se presta más atención en todo el mundo a la necesidad de implicar a los hombres en los esfuerzos por construir la igualdad de género. Cada vez se les invita más a formar parte de la solución; ya sea para ayudar a alcanzar la igualdad de género en el lugar de trabajo, prevenir la violencia doméstica y sexual, compartir la crianza, o abrirse a nuevas modelos de masculinidad. Existen gran variedad de iniciativas y organizaciones dedicadas a trabajar con hombres y niños. Desde organizaciones locales y nacionales, como la Asociación de hombres por la igualdad de género o el Observatorio de las masculinidades, de la UMH, hasta redes internacionales como MenEngage.
El papel positivo de los hombres en la promoción de la igualdad de género suele enmarcarse bajo el término de "aliados". Los aliados son miembros de un grupo privilegiado que actúan para desmantelar ese mismo privilegio. Algunos elementos clave de los aliados masculinos son actuar en apoyo de la igualdad de género y trabajar en solidaridad con las mujeres.
Reconocer y combatir el sexismo
En general, los hombres reconocen peor el sexismo y las desigualdades de género que las mujeres. Los estudios revelan que los hombres perciben sus lugares de trabajo como menos sexistas y más equitativos que sus colegas mujeres. Los hombres son menos propensos a reconocer tanto el sexismo interpersonal como la discriminación institucional. Esto es especialmente cierto cuando el sexismo es más sutil y aparentemente benévolo, como en los comportamientos paternalistas, cuando los hombres "protegen" a las mujeres y, por tanto, las excluyen de determinados ámbitos o entornos. Estos patrones reflejan las diferentes experiencias de hombres y mujeres en los lugares de trabajo y los patrones de socialización de género a lo largo de sus vidas. Por otra parte, cuando los hombres reconocen el sexismo y se enfrentan a él, reciben reacciones más positivas de los demás, experimentan menos consecuencias negativas -como reacciones negativas o pérdida de estatus social -y sus acciones se toman más en serio que las de las mujeres. Como se considera que enfrentarse al sexismo no les beneficia directamente, los hombres que se enfrentan al sexismo pueden ser vistos por otros hombres como más legítimos y desinteresados.
Existen otros obstáculos para el apoyo activo de los hombres a la igualdad de género en STEM. Algunos hombres reconocen que las desigualdades de género son un problema, pero no sus problemas -problemas que puedan o deban abordar. Algunos hombres reconocen estos problemas, pero no saben qué decir o hacer. Y otros se sienten inseguros de cuál debe ser su lugar en los esfuerzos por abordar la desigualdad o temen cómo reaccionarán los demás.
Sin embargo, algunos hombres están pasando a la acción. En STEM y en otros ámbitos de trabajo, un pequeño número de hombres está empezando a hablar en favor de la igualdad de género. Algunos son líderes senior y CEOs que apoyan iniciativas de igualdad de género, mientras que otros se manifiestan en situaciones laborales cotidianas. Además, cada vez más iniciativas reclutan y movilizan a los hombres como agentes del cambio.
Las barreras más comunes que impiden a los hombres pasar a la acción pueden superarse. Podemos utilizar estrategias de educación y comunicación para sensibilizar a los hombres sobre las injusticias de género y reducir el umbral de lo que reconocen como sexista. Podemos fomentar un sentido de responsabilidad compartida para actuar; un sentido de que todos tenemos un papel que desempeñar en el fomento de lugares de trabajo seguros e inclusivos. Podemos ofrecer a los hombres oportunidades prácticas de participar en un cambio positivo. Podemos inspirar su voluntad de actuar y darles las habilidades necesarias para ello.
Hombres que contribuyen al cambio
Los hombres pueden contribuir positivamente a cambiar las desigualdades de género en la ciencia y la comunicación científica de muchas formas.
A los propios hombres les digo: Empieza por ti mismo. Analiza detenidamente tu propia vida y pregúntate: ¿Trato sistemáticamente a las mujeres y niñas de mi vida con respeto y consideración? ¿Estoy a la altura de los ideales de equidad e imparcialidad lo mejor que puedo?
Otro paso clave para los hombres es aprender. Asume la responsabilidad de tu aprendizaje, en lugar de confiar únicamente en que las mujeres te enseñen. Escucha a tus compañeras cuando atribuyan determinadas experiencias laborales al sexismo, sin ponerte a la defensiva, ofrecer explicaciones alternativas o invalidar lo que dicen. Infórmate sobre los prejuicios sexistas y la discriminación, y sobre los privilegios y ventajas de los hombres.
Los hombres pueden mejorar a la hora de identificar el sexismo. Presta atención a las formas sutiles en que algunos hombres pueden hacer que sus colegas mujeres se sientan menospreciadas; interrumpiéndolas en reuniones, validando o dando más peso a las opiniones de los hombres. Di lo que piensas si observas que se juzga a hombres y mujeres con criterios diferentes: en función del potencial, en el caso de los hombres, y de los logros demostrados, en el caso de las mujeres.
En las reuniones, asegúrate de que las mujeres tienen el mismo espacio para hablar. Sé consciente de los patrones de interacción de género, como el hecho de que los hombres son mucho más propensos a interrumpir a mujeres que a otros hombres. Haz oír la voz de las mujeres y amplifícala. No te rías ni cuentes chistes sexistas, no hagas o ignores comentarios que cosifiquen a tus compañeras y haz saber a los demás que los desapruebas.
El estándar que dejamos pasar es el estándar que aceptamos. Los hombres podemos hacer declaraciones sencillas que cuestionen el sexismo y la discriminación. Podemos alzar la voz si escuchamos suposiciones basadas en el género sobre las necesidades, intereses laborales y competencias de nuestras colegas: "Ella no querrá ese puesto porque tiene un hijo pequeño", "Él no necesita flexibilidad laboral", etcétera. Podemos llamar la atención a otras personas si vemos que abusan de su poder, invitándolas constructivamente al cambio.
Otros pasos que podemos dar los hombres tienen que ver con nuestras funciones y redes profesionales. Los hombres podemos mentorizar o patrocinar activamente a las mujeres, ayudándolas a superar las reglas no escritas de la organización y haciendo más visibles sus logros. Podemos reconfigurar los grupos de trabajo dominados por hombres. Los hombres podemos ofrecernos voluntarios para asumir tareas administrativas y de servicio, en lugar de permitir que sean siempre delegadas a o asumidas por mujeres.
A menudo, se les ha dicho a las mujeres que “den un paso al frente" en el trabajo, partiendo de la falsa suposición de que las desigualdades de género reflejan la falta de asertividad o ambición de las mujeres y no de obstáculos estructurales y culturales. Sin embargo, la otra cara del "paso al frente” de las mujeres es el " paso a un lado" de los hombres: retroceder para que otras personas puedan avanzar. Cuando se les pide que trabajen en un proyecto, los hombres pueden considerar si decir que no permitiría aprovechar la oportunidad a alguien a quien normalmente no se lo pedirían. Cuando te pidan que intervengas en un acto, considera la posibilidad de sugerir a mujeres que hablen en tu lugar. Deja espacio para que las mujeres ocupen los puestos de poder y autoridad que merecen o se han ganado, pero de los que a menudo son excluidas.
Los hombres también podemos convertirnos en defensores de la igualdad de género. Los directivos y líderes masculinos pueden impulsar el cambio, desafiando las estructuras institucionales y los sistemas que generan la desigualdad. Los hombres podemos implicarnos en iniciativas y grupos centrados en la justicia de género, o ponerlos en marcha en colaboración con colegas mujeres. Los hombres podemos mostrar públicamente nuestro apoyo a este trabajo: acudiendo, ofreciendo apoyo y practicando con el ejemplo en nuestro trabajo diario. Los hombres también podemos fomentar la participación de otros hombres, invitándoles a actos sobre la igualdad de género y contribuyendo a crear una masa crítica de aliados.
Acertar y equivocarse
Hay errores que los hombres cometemos fácilmente (y, francamente, yo he cometido la mayoría de ellos en un momento u otro). Uno de ellos es ver sólo a otros hombres, o a los “hombres malos”, como el problema, en lugar de examinar críticamente nuestras propias actitudes y comportamientos. Otro es asumir el control o un papel dominante. Muchos hombres han sido educados en la confianza y la autoridad, lo que puede resultar perjudicial. Un tercer error común es intentar "rescatar" a las mujeres. Aparentemente, esto expresa preocupación por ellas, pero también las trata como débiles, pasivas e indefensas y asume que el “rescatador” sabe lo que es mejor.
Hay otros dos errores comunes. Uno es pensar que sólo los hombres perfectos y santos pueden actuar. Por el contrario, todos somos simple y llanamente humanos, inevitablemente nos equivocaremos a veces, y en esos casos simplemente debemos reconocerlo, enmendarlo y seguir adelante. Es mejor empezar y aprender por el camino que no empezar. Otro es la alianza “performativa”, en la que adoptamos acciones superficiales de autopromoción para ganar estatus social en lugar de comprometernos con auténticos esfuerzos para cambiar las cosas.
La buena noticia
La buena noticia es que cada vez son más los hombres que se manifiestan a favor de la igualdad de género, y cada vez hay más conocimientos y experiencia sobre cómo implicar a los hombres en un cambio positivo.
Los hombres que quieren ser aliados de las mujeres, y las mujeres que quieren trabajar con los hombres, no necesitan empezar de cero. Existen grupos, redes y campañas. Hay abundantes colecciones de recursos gratuitos en línea en el sitio web "XY: men, masculinities, gender politics", informes como Men: Make a Difference (2017), de Russell, y libros como Her Allies, de Ali (2021), The Accidental Sexist, de Ford, Koch y Armstrong (2021), How Men Can Help, de Gallagher (2022), y Men Stepping Forward, de Phelan (2023).
Los aliados masculinos pueden hacer una contribución vital al progreso hacia la justicia de género en la ciencia. La defensa del feminismo por parte de los hombres no es una cura mágica para las desigualdades de género sistémicas. Pero si un número considerable de hombres puede expresar su apoyo a la justicia de género y actuar en consecuencia, en colaboración con las mujeres, se contribuirá a un cambio duradero.
El profesor Michael Flood es investigador y advocarte de la Universidad Tecnológica de Queensland, en Brisbane (Australia).