¿Cómo llevar a cabo una ciencia socialmente responsable?

Diez medidas para llevar a cabo desde el inicio de un estudio hasta su difusión.
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La forma en que se enfoca o comunica una investigación puede tener consecuencias para individuos o grupos que no participan directamente en ella y, por tanto, no forman parte de sus consideraciones éticas. Es lo que se conoce como el riesgo del espectador, del que hablábamos en una publicación anterior.

Por ejemplo, cuando se exageran los resultados de una investigación médica se pueden crear falsas expectativas por parte de personas que sufren una enfermedad relacionada con el avance anunciado. Más grave resulta si ocurre en torno a tratamientos experimentales en mitad de una crisis sanitaria, como durante la pandemia de COVID-19, en la que se produjo un aumento de intoxicaciones graves por el consumo de tratamientos sin evidencia concluyente y desaconsejados por la OMS.

Otros estudios también pueden ocasionar daños al usar la ciencia para promover ideas que podrían promover la discriminación de ciertos grupos sociales.

El actual aumento de la velocidad y amplitud de la difusión de las investigaciones científicas, ya sea a través de medios de comunicación o redes sociales, expone a la comunidad investigadora a un nuevo desafío: abordar las innumerables formas en que el público en general interpretará y evaluará su trabajo.

 

¿Cómo llevar a cabo una ciencia socialmente responsable?

Resulta poco realista responsabilizar solo a la comunidad científica, mientras las estructuras actuales incentivan publicar de manera rápida, maximizar el impacto y competir por la atención, lo que puede chocar directamente con abordar cuestiones relativas a la responsabilidad social. Además, a menudo el personal investigador carece de formación sobre ética de la investigación. Parece, por tanto, que si queremos abordar de manera eficaz esta responsabilidad, será necesario disponer de recursos políticos y estructurales y contar con la implicación de las organizaciones científicas en su conjunto, incluyendo a la comunicación científica.

En cualquier caso, existen medidas que como científicos o comunicadores podemos adoptar para tratar de minimizar los daños de la investigación. En este sentido, un reciente artículo propone 10 sencillas reglas para fomentar una ciencia socialmente responsable a lo largo del ciclo de vida de un estudio, desde el inicio hasta la difusión:

 

  • Regla 1: Obtener perspectivas diversas desde el principio

Cuando vemos a un grupo social como objeto de investigación en lugar de como un sujeto (o socio) igualitario e ignoramos que nuestro propio conocimiento es limitado, corremos el riesgo de crear diseños defectuosos e introducir errores fácilmente evitables. Cuando nos posicionamos como investigadores "externos" que trabajan con los de adentro (ya sean colegas o miembros del público), debemos estar dispuestos a compartir el poder y el control sobre un proyecto determinado con quienes se verán más afectados por nuestros hallazgos.

  • Regla 2: Comprender los límites del diseño respecto a las conclusiones que puedan derivarse

Cuando un estudio llama la atención del público, un párrafo que resume las limitaciones puede no ser suficiente para frenar un impacto potencialmente negativo. El personal investigador cuyo trabajo aborde temas sociales (en un sentido amplio) debe preguntarse, antes de la recopilación de datos, qué tipo de generalización se puede hacer en función de las herramientas disponibles, el diseño de la investigación y el tipo de datos a recopilar. Estas preguntas pueden mejorar el diseño y los métodos y afinar el nivel de generalización apropiado para cada hallazgo.

  • Regla 3: Incorporar la teoría social subyacente y los contextos históricos

La comunidad investigadora debe tener en cuenta el contexto social tanto en la etapa de diseño como en la de comunicación. Esto es especialmente cierto para los estudios que documentan las diferencias entre grupos y aquellos con implicaciones claras para políticas sociales.

Informar sobre las diferencias observadas entre grupos no es necesariamente problemático, e incluso puede ser el primer paso en la creación de políticas sociales para abordar estas diferencias. Sin embargo, para evitar promover conclusiones erróneas, no debemos ignorar la variedad de conclusiones que posiblemente puedan ser respaldadas por estos resultados y debemos hacer un esfuerzo para contextualizarlas en consecuencia. En tales casos, debemos incorporar el contexto como parte integral de la narrativa de comunicación de los hallazgos y no simplemente como un párrafo que resume las limitaciones del estudio, que quedará, naturalmente, fuera de la atención pública.

  • Regla 4: Ser transparente sobre la hipótesis y los análisis

Aunque el registro previo puede tener ciertos costos y no es una panacea para todos los problemas que puede implicar una investigación, detallar los análisis planificados por adelantado puede proteger contra posibles sesgos que podrían impregnar la recopilación y el análisis de datos, especialmente en estudios en los que el personal investigador tiene muchos grados de libertad.

  • Regla 5: Informar sobre los resultados y sus limitaciones de forma precisa y transparente

Exagerar la implicación de nuestros estudios puede generar varios resultados indeseables, incluyendo la reducción de la confianza en la ciencia en general. Un paso que podemos tomar para frenar tales impactos negativos es informar con precisión de las limitaciones de la metodología y nuestros resultados, incluidos aquellos incompatibles con una narrativa simplista. Otra forma de aumentar nuestra certeza y la de la comunidad científica sobre la precisión de nuestros resultados es cargar nuestros datos y el procedimiento de análisis en un repositorio en línea.

Describir nuestros hallazgos de una manera que refleje fielmente los resultados obtenidos sin exagerarlos puede reducir posibles interpretaciones erróneas y protegernos del uso problemático de los propios hallazgos.

  • Regla 6: Elegir nuestra terminología con cuidado

La terminología especializada puede causar problemas cuando se le da uno uso que parece neutral para algunas personas pero puede tener connotaciones cargadas de valor para otras. El uso de términos cargados afecta la información que las personas extraen de nuestra escritura. La elección de la terminología puede ser particularmente importante cuando hablamos de grupos marginados. En tales casos, ciertos términos pueden tener connotaciones relacionadas con estereotipos sociales o aspectos centrales de las identidades de las personas. Al usar tales términos, podemos respaldar creencias estereotipadas y puntos de vista negativos sobre el grupo marginado y causarle estrés y daño genuino. Debemos esforzarnos por comprender las connotaciones que otras personas asocian con nuestra terminología para tomar decisiones y minimizar el daño.

  • Regla 7: Buscar una revisión y procesos editoriales rigurosos

Aunque la mayoría de los procesos de revisión siguen sin revelarse, la evidencia de una revisión rigurosa puede ser crucial si un artículo alguna vez se somete al escrutinio público. Por lo tanto, se recomienda enviar artículos a revistas que tengan buena reputación por su proceso riguroso y evitar publicar estudios socialmente impactantes en cualquier formato que ponga en peligro el proceso de revisión, como publicaciones no revisadas por pares o revistas que pasan por alto los puntos críticos. Si el manuscrito cubre un tema potencialmente impactante, podemos alertar a los responsables de edición sobre esto en la carta de presentación y solicitar diligencia adicional en la revisión y el proceso editorial.

  • Regla 8: Desempeñar un papel activo para garantizar las interpretaciones correctas de sus resultados

Un estudio puede tener un impacto sustancial en el discurso público si sus conclusiones se difunden a través de las noticias y las redes sociales. Para atraer a una amplia audiencia, los comunicados de prensa pueden simplificar o "sensacionalizar" los resultados de la investigación. Los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales pueden amplificar aún más esta tendencia, socavando así los esfuerzos por difundir hallazgos de manera responsable y precisa. 

Para mitigar el impacto de estos problemas, podemos tener una actitud activa en la difusión de nuestra investigación. El personal investigador puede colaborar con sus oficinas de prensa en la redacción de comunicados que reflejen con precisión sus hallazgos de manera accesible para el público general y difundirlo después de la aceptación pero antes de que el estudio esté disponible en línea. Además, podemos rastrear el impacto de nuestros estudios a través de herramientas como Altmetrics y realizar un seguimiento de los principales medios de comunicación para solicitar correcciones. También podemos participar en debates en redes sociales y medios tradicionales con la ayuda de los profesionales de la comunicación de nuestra institución.

  • Regla 9: Abordar las críticas de colegas y del público con respeto

Los estudios que tocan temas socialmente polémicos u otros temas relacionados con la identidad a menudo darán lugar a respuestas acaloradas de colegas y de las comunidades afectadas.

Las plataformas online que incentivan la participación y las respuestas rápidas, como Twitter, pueden exacerbar estas respuestas y crear ciclos que se refuerzan a sí mismos y acentúan las interpretaciones polarizadas de hallazgos específicos. A pesar de la naturaleza emocional (y a menudo personal) de estas discusiones y de su rápido deterioro, es importante que no nos precipitemos a responder. El mero volumen de respuestas negativas puede ser abrumador, y tratar a todos los comentaristas como un solo grupo es tentador. Sin embargo, algunas afirmaciones tendrán críticas sustanciales que podremos refutar. Algunos comentarios ofrecerán nuevas perspectivas o limitaciones potenciales que no habíamos considerado de antemano. Sin embargo, otros pueden expresar un dolor genuino, especialmente en los casos en que los individuos sientan que nuestros hallazgos y conclusiones afectan a un aspecto central de su identidad. Diferenciar estos puntos puede resultar muy difícil si se hace en caliente. Lo mejor es abordar las críticas de fondo con respeto y tratar el daño involuntario que nuestra investigación haya podido causar, teniendo en cuenta las posibles limitaciones de nuestra perspectiva y nuestro estudio.

  • Regla 10: Si todo lo demás falla, considerar la posibilidad de enviar una corrección o una autorretractación

A pesar de nuestras mejores intenciones, es posible que no nos demos cuenta hasta después de la publicación de que nuestro artículo tiene implicaciones perjudiciales o es defectuoso por otros motivos. Si cambiamos de opinión y nos convencemos de que nuestra publicación es defectuosa, podemos considerar la posibilidad de publicar una corrección o retractarnos del artículo. Retractarse de un estudio potencialmente perjudicial indica al público y a otros colegas que los autores, en particular, y la comunidad investigadora, en general, se toman en serio sus responsabilidades. Si nos convencemos de que nuestro artículo promueve el daño, es mejor que nos recuerden como la persona que admitió valientemente un error que como quien firmó un artículo socialmente perjudicial.

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