La participación del personal investigador en medios es esencial para ofrecer información honesta y contrastada a la ciudadanía, pero la creciente hostilidad a la que se ven sometidos muchos científicos y científicas que participan en el debate público puede suponer una barrera para ello. Un informe del Science Media Centre España muestra que, en nuestro país, más de la mitad del personal investigador que comunica sobre ciencia en los medios ha sufrido ataques.
Según el informe del Science Media Centre España (SMC), realizado en colaboración con el grupo de investigación Gureiker de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), el personal investigador tiene, en general, una percepción positiva sobre su participación en medios de comunicación. El principal beneficio que obtienen es hacer llegar su mensaje al público (79 %), seguido de la oportunidad de aumentar la visibilidad de sus investigaciones (55 %). Por otra parte, el miedo a que se tergiverse su mensaje y la falta de tiempo son los principales obstáculos a los que se enfrentan.
La mitad del personal investigador sufre ataques tras comunicar en medios o redes sociales
Más de la mitad del personal investigador encuestado (51 %) declara haber sufrido ataques personales tras comunicar sobre ciencia, un porcentaje aún mayor en el caso de las mujeres (56 %). Estas experiencias, que van desde comentarios sobre su capacidad profesional hasta amenazas de muerte, también muestran patrones diferentes según el género.
El 34 % de las investigadoras señala haber recibido comentarios cuestionando su capacidad científica, frente al 24 % de los hombres. Ellos, sin embargo, reciben significativamente más comentarios sobre su integridad profesional. Este sesgo no solo refleja estereotipos sociales, sino que puede llegar a reducir la diversidad y calidad de la comunicación científica.
En lo que se refiere a los canales, la red social X (antes Twitter) es el escenario más habitual (59 %), aunque los comentarios en los propios medios de comunicación online (21 %), así como los señalamientos en persona, en público (12 %) o en privado (7,39 %), son también significativos.
Consecuencias que van desde lo personal hasta lo institucional
En el plano personal la ansiedad y la inseguridad son los efectos más habituales de estos ataques, especialmente para las mujeres, seguidos por la pérdida de productividad, más común entre los hombres.
La gestión de las redes sociales, como reportar y bloquear cuentas o dejar de leer comentarios son las medidas más comunes tomadas por quienes han sufrido ataques, mientras que un 16 % ha dejado de divulgar o hablar con medios, lo que muestra sus efectos en la comunicación científica. El porcentaje de casos en los que los afectados y afectadas buscaron ayuda es relativamente bajo y se reduce a las experiencias más graves.
Como comentábamos en nuestro blog de noviembre, el impacto de la investigación se ha ido consolidando como un objetivo clave de la investigación en Europa y cada vez tiene un papel mayor en la evaluación del personal investigador y su trabajo. A medida que aumenta el número de investigadores que se involucran en la comunicación científica, es esencial comprender los desafíos a los que se enfrentan cuando lo hacen. Dado que la transferencia del conocimiento está adquiriendo cada vez más relevancia social y reconocimiento en la carrera científica, las personas encuestadas consideran que las instituciones en las que trabajan deberían fomentar y respaldar esta tarea comunicativa, proporcionar formación sobre comunicación de la ciencia y aportar mecanismos de protección ante este tipo de ataques.
“Hay una contradicción: se nos pide estar en los medios, pero no se valoran nuestras intervenciones y cuando recibimos ataques, la institución se lava las manos”.
Sentando precedente: el caso judicial de Siouxsie Wiles
El acoso hacia el personal investiador también podría tener consecuencias legales para las instituciones de investigación. En 2021 la microbióloga y divulgadora Siouxsie Wiles interpuso una demanda contra su empleador, la Universidad de Auckland. Alegaba que la universidad no hizo lo suficiente para garantizar su seguridad tras el acoso y las amenazas recibidas tras sus declaraciones públicas sobre la covid-19. La sentencia relativa a este caso, publicada hace unos meses, obligaba a la universidad a indemnizar a la Dra. Wiles al considerar que la institución incumplió sus obligaciones en materia de seguridad y salud, no habiéndole proporcionado la protección y el apoyo adecuados. Se trata de un caso que sienta un precedente importante en cuanto a la protección del personal por parte de los empleadores frente al acoso. Además, pone de relieve la necesidad de reflexionar sobre las implicaciones de responsabilidad que las instituciones deberían asumir cuando animan a sus investigadores/as a adoptar un papel más público.
La implicación del personal investigador en la comunicación social de la ciencia es esencial para conectar ciencia y sociedad, pero los desafíos que enfrentan quienes la realizan no pueden ser ignorados. Proteger y apoyar a las científicas y científicos que se exponen públicamente es un esfuerzo colectivo que algunas instituciones y medios de comunicación ya están comenzando a abordar.