Confianza en la ciencia: un retrato global

Un estudio global en confianza en la ciencia y populismos relacionados

Confianza en el personal científico

El proyecto TISP (Trust in Science and Science-Related Populism), en el que participamos desde FECYT, tiene como objetivo analizar los factores que afectan a la confianza en los científicos y las actitudes populistas relacionadas con la ciencia a nivel global. El proyecto ha contado con un consorcio multidisciplinar de más de 200 investigadores de 167 instituciones de todos los continentes. Este esfuerzo conjunto ha permitido encuestar a más de 70.000 personas en 67 países, convirtiéndolo en uno de los estudios más grandes sobre confianza en el personal investigador realizado desde el inicio de la pandemia.

Para medir la confianza en los/as científicos/as, se pidió a las personas encuestadas que indicaran hasta qué punto coincidían con doce afirmaciones sobre la apertura hacia otras opiniones, integridad, competencia y benevolencia del personal investigador. Los resultados, publicados en un preprint, —previo a su revisión y publicación en una revista científica— muestran que, en general, la confianza es moderadamente alta; de 3,62 puntos en una escala de 1 a 5. España, con una puntación de 3,90, es el séptimo país de todos los encuestados con un nivel más alto de confianza. El estudio evaluó la confianza en los científicos sin distinguir entre los distintos campos. Sin embargo, es importante señalar que la confianza puede variar en función de la disciplina o, por ejemplo, de si estos trabajan en el sector público o privado.

Factores que afectan a la confianza

La literatura muestra que la confianza en la ciencia varía entre diferentes momentos temporales, contextos socioculturales, audiencias o en función de como la ciencia afecte a las políticas públicas.

Los resultados de TISP muestran que existen diferencias considerables en la confianza y sus dimensiones tanto entre países, como dentro de ellos. A nivel global las mujeres, las personas mayores, los residentes en zonas urbanas (frente a rurales), las personas con mayores ingresos, así como las personas más religiosas, educadas, liberales y de izquierdas confían más en los científicos. Sin embargo, estos resultados varían según el contexto. Por ejemplo, si bien globalmente la religiosidad se asocia positivamente con la confianza en la comunidad científica, hay diferencias sustanciales según la religión de que se trate.

Existe una asociación positiva entre la confianza y ciertas actitudes hacia la ciencia, como la disposición a seguir las recomendaciones del personal investigador, la creencia de que la ciencia beneficia a gente como nosotros o la confianza en los métodos científicos.

Los resultados también señalan que la confianza se relaciona con la percepción de que las prioridades de investigación de los científicos (por ejemplo, mejorar la salud pública) se alinean con las de las personas encuestadas.

Prioridades de investigación percibidas y deseadas por el público

 

Percepciones sobre el rol de la comunidad científica

Más de la mitad de los encuestados piensa que el personal investigador debería participar más en la formulación de políticas y trabajar estrechamente con responsables políticos. Una gran mayoría (82%) está de acuerdo en que los científicos deben comunicarse con el público general sobre ciencia, aunque estos datos también varían de un país a otro y dentro de un mismo país.

relación entre el personal investigador y responsables políticos

 

El riesgo de simplificar la confianza

La confianza en la ciencia puede tener beneficios para la ciudadanía. Las sociedades con un alto grado de confianza en la ciencia hicieron frente a la pandemia de COVID-19 con mayor eficacia, ya que los ciudadanos se mostraron más dispuestos a cumplir con las medidas de prevención y tenían una mayor confianza en las vacunas. Sin embargo, una confianza acrítica en la ciencia puede tener resultados negativos. Por ejemplo, haciendo que las personas sean más vulnerables a la información errónea que contiene contenidos pseudocientíficos

La confianza pública en la ciencia es una preocupación creciente en muchos países. Pero algunas voces expertas advierten del riesgo de caer en una visión demasiado simplista en la que esa falta de confianza se considera una “patología” del público, independiente del contexto. Como señala Hans Peters Peters, editor de la revista Public Understanding of Science, tendemos a preocuparnos por la falta de confianza de los ciudadanos en la ciencia, asumiendo por defecto que la ciencia merece confianza. Adoptar esta visión puede conducirnos a creer erróneamente que la desconfianza surge solo por falta de conocimiento o alfabetización. Así, podemos acabar adoptando enfoques ineficaces centrados únicamente en enseñar hechos científicos al público. En contraposición a esto, como señalamos en una publicación anterior, se proponen modelos que reconocen que los valores, la historia, los factores socioeconómicos y las identidades determinan cómo responderá la gente a las políticas científicas en contextos específicos.

Aunque el conocimiento científico es importante y el nivel educativo es un factor que suele asociarse con la confianza, los resultados de TISP muestran que en la mayoría de los países esta asociación no es significativa. Y es que, esta asociación puede ser más compleja y estar mediada por otros factores. Así, un estudio reciente encontró que la asociación entre educación y confianza en los científicos fue más débil o incluso inexistente en aquellos países con mayor corrupción. Como señalan los autores, debido a los casos más frecuentes de comportamiento deshonesto en muchas instituciones, incluidas las científicas, sospechar más de la ciencia y sus profesionales podría ser relativamente más sensato en países con alta corrupción.

Comunicación científica

Como hemos visto, la confianza en los científicos influye a la hora de que sus mensajes sean escuchados. Pero el modo en que comunicamos la ciencia también puede jugar un papel clave para generar (o disminuir) la confianza.

Los resultados de TISP muestran que, a nivel global, la percepción de la competencia, benevolencia e integridad del personal científico es alta. Sin embargo, la percepción de la apertura de los científicos a la retroalimentación es comparativamente más baja. El 23% de los participantes piensa que los científicos solo prestan algo o muy poca atención a otros puntos de vista. Dado que mucha gente cree que los científicos no prestan mucha atención a las opiniones de los demás, el estudio recomienda evitar la comunicación de arriba abajo y fomentar la participación pública en un verdadero diálogo, en el que los científicos traten de tener en cuenta las ideas y necesidades de otros actores sociales.

Considerando los factores determinantes de la confianza en el personal investigador, el estudio también sugiere que para ganarse la confianza del público, los científicos deberían ser más receptivos a los comentarios, ser más transparentes sobre sus fuentes de financiación y datos, e invertir más esfuerzos en los tipos de comunicación pública que desea una gran mayoría del público.

En definitiva, la confianza en los científicos es una cuestión compleja y multidimensional que depende de contextos particulares. El estudio TISP busca abordar algunas de las carencias de estudios previos. Para ello, evalúa la confianza en diferentes contextos —ya que la mayoría de los estudios se han centrado en occidente—, utiliza una diversidad de variables para medir la confianza, e identifica algunos de los factores relacionados con ella. Próximamente se publicarán nuevos datos del proyecto, incluyendo un análisis específico del contexto español.